domingo, 28 de diciembre de 2008

Lo que me ha llegado a pasar...

¡Que mala suerte! Pero no lo digo como algo trágico, no. Sino como: “mierda!”. Porque esto se debe a mucha mala suerte. Porque si se ponen a pensar… hay demasiadas cosas que molestan. Si empezas un día siempre tiene que seguir con algún tropiezo y CHAN! De pronto te ves plasmada en el medio de la calle y sigue con un horrible viaje en colectivo en el que la gente habla por teléfono gritando de tal modo que supones que el receptor en un sordo IMPORTANTE. O también, en el que la gente escucha molestos ringtones como si se esperase que todo el colectivo comience a cantar por el hecho de que esta en volumen alto. Después de lo que es un espantoso y rutinario viaje en colectivo, volves a tu casa para enterarte de que no terminaste de hacer un cuarto de las cosas que debiste hacer cuando saliste de la ahí. Vas a comprar, por ejemplo, un puto afiche para hacer una puta lamina de un puto tema que a nadie le interesa y que el colegio te dice que hagas con la esperanza de que digas “Voy a dedicar mi vida a seguir lo que dice esta pelotudes”, aunque el tema sea algo así: “¿Cómo crear un cepillo de dientes revolucionario?”. Después tenes que leer un libro que, también la escuela te dice que hagas y en la mitad del libro de 5000 página te quedas dormido. Pero no antes de ver uno de esos programas de televisión que te retienen hasta las 2.00 a.m. y te despertas y te queres pegar un tiro porque te diste cuenta que no terminaste el libro (como si alguien pudiera hacerlo) y te lo evalúan y como no sabes como mierda termino, te ponen una nota que te baja todo el ultimo puto trimestre, tenés que estudiar excesivamente para no ir a diciembre (que es perder un mes de las vacaciones), que es el único momento en que nadie te jode. Y bueno, terminas dándote cuenta que te gustaría que todas las cosas fueran más SIMPLES.

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