domingo, 14 de febrero de 2010

Diario de un viaje.

Mi gente, tengo tanto por contar... Volví y más fresca que nunca. Debo decir que fue una hermosa experiencia irme de vacaciones este año. Tuve otra perspectiva. Me sentía muy libre. Tan feliz. Pude darme cuenta de que pude ser feliz estando sola viendo el amanecer o respirando el aire marino. Tan feliz. Ver la miles de estrellas que la costa Mar de las Pampas muestra al no tener luces por todos lados o un aire lleno de smog. Encontré la paz en leer un libro de el amanecer o en escuchar la misma canción una y otra vez con la vista en la ruta. Hamacarme y sentir el viento golpeando mi rostro.
Día 1

-¿Nos vamos de vacaciones?.
- Dale- respondí semidormida con una risita.
Salté de la parte superior de la cama marinera hasta el piso, mis primas estaban con los ojos entrecerrados.
-¿Estas despierta?- le pregunte a Sofi.
-Si...-
Me senté en el piso y me puse mis zapatillas favoritas, esas negras brillantes con cierre. Habíamos dormido con la ropa con la que viajaríamos ya puesta, así tardaríamos menos en partir.
La noche anterior había sido agotadora. Al empacar era una mezcla de sentimientos. Hacer el bolso se me comparó a escapar. Escapar de lo aburrido, de lo cotidiano, del asfalto, del lugar, de mi casa.
El viaje fue relajante, pase la primeras horas tan solo viendo el paisaje que se extendía en mi ventanilla. El resto del trayecto leyendo Cumbres Borrascosas y ojeando el campo. Al acercando más a nuestro destino, más nos alejábamos de las nubes y la llovizno. Me aprecio un detalle interesante.
No recuerdo la hora de nuestra llegada, pero 5:30 estábamos en la playa, el cielo era muy azul y el agua estaba ligeramente tibia. Pablo, mi primo de 16, Sofi, mi prima de 13, Omi, mi insoportable y amado hermano y yo nos internamos en el mar, a la altura donde solo rompen grandes olas y aquellas que se forman pocos metros después. Esas que al pasar no agitan mucho pero te impiden hacer pie. Mientras mi tío se quedaba más en la orilla con mi prima de 7 años. Con mi inevitable mala suerte me raspe la espalda con la arena una vez y me choque la cabeza contra alguien dos veces. Pero aún así, fue lo mejor. El frenesí del mar me lleno de energía y me reía de todo al mismo tiempo.
Volvimos y hubo un gran debate en quien se bañaba primero y en quien dormía en cada cama. Terminamos haciendo un sistema. Pero aún así, terminamos, los 5, uno arriba del otro. Nos reíamos y empujábamos. Finalmente, cada uno estaba en su lugar.
Día 2
Cuando desperté, tomé una taza de café y miré hacia la ventana. Estaba por llover. No me disguste. Los tíos nos dijeron que irían a comprar algunas cosas. Fui afuera con Crepúsculo en la mano derecha, me senté en una de las sillas del porche mirando el paisaje. Los arboles se extendían hasta la donde cortaba la vista separados por únicamente, calles de tierra y arena. Todo estaba inundado de verde. Era magnífico leer, por segunda vez, Crepúsculo en un lugar así. Creía que en cualquier momento Bella podría salir de la cabaña vecina donde, justamente, se hallaba una camioneta roja en el entrada. O tal vez, ver a Edward subir ágilmente el pino de mi derecha.
Cuando llegaron a la cabaña, leí un poco más en la máxima paz, no quería ir a ningún lado más, nos bañamos, cenamos asado afuera y partimos a las camas pero no sin antes tener una pelea en las hamacas, chocarnos y reír estruendosamente. Además de un violentamente divertido juego de pictionary.
Día 3
Desperté relativamente temprano, los chicos todavía dormían. Fui con Sofi, Ani y mis tíos a la playa. Caminé con mis primas por la orilla del mar mientras mis tíos hacían yoga bien a lo hippie. Tal vez solo haya dicho 7 palabras durante el camino pero en mi cabeza tenía miles de pensamientos. Sentir el agua tan solo rosándome los pies, escuchar las olas romper con mi vista fundiéndose en la vista del mas y del cielo, fe el paraíso.
Volvimos, almorcé y partimos otra vez a la play. El mar estaba bajo pero con corrientes molestas que circulaban debajo de la rodillas y me hacían caer. Así que me limite a ayudar a Ani a recolectar almejas.
Vi el atardecer en la playa, el cielo era una mezcla de tonos azules y rojos. Me situé en la hamaca y disfrute del paisaje. Después de cenar, Omi, Pablo, Sofi y yo jugamos dos largas partidas de poker concluyendo realmente tarde.
Día 4
Fuimos temprano a la playa, volvimos para almorzar y nos alistamos para ir al centro de Villa Gesell por la noche. Luego de cenar, subí a la camioneta. Durante el camino, escuchamos el CD de Coca Cola que habíamos encontrado. Con el tema de ese tipo, Makano, y la versión en karaoke. Creo que como la canto mi tío pudo haber ido tranquilamente en la propaganda de televisión. Nos dimos cuenta de que cualquier canción de reggaeton puede ser cantada con la pista.
Nos tomo 20 minutos llegar. Paramos en una heladería y cada uno se tomó su propio cuarto. Fuimos a un tal Center Play. Donde en un momento se desato una tormenta con tanto viento que la lluvia entraba hacia el lugar. Y las minitas estúpidas entraban gritando y tapándose con carteras para no mojarse. Por favor, solo era agua. Las tormentas son lo mejor. Desafortunadamente, no pude ver lo que realmente quería: Las pinturas de los artistas callejeros. Cuando salimos de ese lugar, eran las 3. La lluvia había parado pero eso no evitó que con mi torpeza, pisara un gran charco de agua.Volvimos a la cabaña, tenía mucho sueño así que solo me limité a caer rendida en la cama.
Día 5
La mañana transcurrió tranquila. Más tarde, fuimos a la playa y alquilamos tablas para sandboard. Soy pésima en eso. Creo que me caí más veces que todos juntos. Mantenía el equilibrio hasta que sentía que la tabla se alejaba de mi cuerpo. Caía una y otra vez. Sin embargo, estuvo muy bueno. Sobre todo porque nunca lo había hecho y siempre me gusta probar cosas nuevas.
Volvimos a la casa, nos arreglamos y nos abrigamos para poder ir al puerto. Llegamos y nos golpeaba el viento del mar. ¡ Pescamos! Fue muy bueno. Me divertí mucho. Aunque manejar un mediomundo es medio difícil. Salio un buena pesca, una buena pesca. Eso si, morí de frío. Pero como dicen, te das cuenta cuando algo vale la pena, por mas pequeña cosa que sea.
Día 6
Al levantarme fui a la playa. Definitivamente, el último día hubo las mejores olas. Arme el bolso. Y fui a comprar un collar y un pañuelo. Algo que sea como una marca del bueno tiempo pasado. Tambien, mi tía me compro una pulsera.
Además, estube buscando cosas para que mi vieja pueda decorar la casa: ornillos, cuadros, entra otras cosas.
Cenamos afuera, y me preparé para un largo sueño... O al menos eso creía.
Día 7
Mi mente y cuerpo funcionan muy raramente. Por lo sin presión me levante a las 6 am. No había un alma despierta en toda la casa, así que baje e intente prepararme un café pero no sabía como mierda funcionaba la cafetera. Dame cafe en una lata y te preparo todos los que quieras, dame un cafetera y no se como usarla. Entonces, agarre un libro y me puse a leer. Leía mientras veía el amanecer y su reflejo dorado golpeando el verde de los arboles. Un espectaculo. Hora y media después, mis tíos despertaron.
Tubimos que ir al centro, donde compre unas cosas para mi vieja y nos internamos en el ciber. Naturalmente, no había nadie conectado, eran las 10. Cuando empezamos a viajar rumbo casa no dejaba de pensar. Podia sentir la nostalgia pero también la felicidad de volver.

2 comentarios:

  1. Me encanto,
    me mato lo de las pistas de karaoke aajajja
    y de que no sepas usar un cafetera burrita, yo tmpco se jajaja
    nanu tenes que ser escritora tlo re armaste me encanto
    te amo mucho ♥

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  2. Na, le decis a tus tios si no me llevan la proxima? jaajja
    ¡ Que buenas vacaciones, fuera de joda !
    Ya van a venir las nuestras, vas a ver ;)
    Te amo poni♥

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